Sunday, June 15, 2014

la Santisima Trinidad



     Que recuerdan como comenzamos la misa? Que fue la primera cosa que hicimos?  Que dijimos?  Hemos hecho la senal de la cruz.  Hemos hecho la senal de la cruz cuando Padre Joe dijo:  En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu Santo.  Verdad?  Todos lo recordamos, si?  Pero,  nos estamos eschucando lo que deciamos?  Estabamos prestando atencion?  Estabamos orando?  Porque, realmente es una oracion.  O, simplemente diciendo las palabras que siempre que decimos?  Cual es su respuesta?  Humberto?  Jean Pier?  Leslie?              Cual es MI respuesta?  A veces, no es buena.
  Estas palabras no son solo una manera de hacer las cosas comenzaron, como diciendo “hola, que tal?” como vemos por primera vez a alguien.  No.  Estas palabras son la base misma de nuestra fe.  Miran Ustedes:  Todo lo que hacemos...todo lo que decimos...debe hacerse en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu Santo. Todo. Sin excepcion.  Amen? 
Decimos que somos Catolicos.  Decimos que somos cristianos.  Pero, que significa esto?  Que significa por cada uno de nosotros?  Esto significa que somos seguidores de Cristo.  Somos seguidores de las ensenanzas de la Santa Iglesia.  Y uno de las ensenanzas es que hay tres personas en un solo Dios, iguales en divinidad, pero distintos en personalidad.  La doctrina de la relación interna del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo no puede ser plenamente comprendido por la mente humana. Es, por lo tanto, un misterio.  Esa ensenanza no se define explícitamente, ni siquiera se menciona, en la Biblia. Los primeros cristianos llegaron a la doctrina cuando solicitaron su razón dada por Dios de la revelación que habían recibido en la fe. Jesús habló acerca del Padre que lo envió (el Hijo) y sobre el Espíritu Santo, que él iba a enviar.  Dijo que el Padre le habia dado (al Hijo) todo lo que tiene y que a su vez el le ha dado al Espíritu Santo todo lo que ha recibido del Padre. En esto vemos la unidad de propósito entre las tres personas de la Trinidad.
En la historia de la salvación, que normalmente le atribuimos la creación al Padre, la redención al Hijo, y la santificación al Espíritu Santo. Sin embargo, a pesar de que son distintos como personas, ni el Padre ni el Hijo ni el Espíritu Santo jamás existe o actúa en forma aislada de las otras dos personas de la Trinidad.
Estamos llamados a ser como Cristo, y se nos da un modelo divino para seguir en la Santisima Trinidad.  En primer lugar, Dios no existe en el individualismo solitario, sino en una comunidad de amor y de compartir. Esto significa que un cristiano en busca de piedad debe rehusar toda tendencia hacia el aislamiento.  En segundo lugar, el verdadero amor requiere "tres." La Trinidad nos muestra que tres es la comunidad, tres es el amor en su máxima expresión.  Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Así como Dios es Dios sólo en una relación trinitaria, nosotros podemos ser plenamente humanos sólo en una relación con los demás. Tenemos que estar en una relación horizontal con los demás y una relación vertical con Dios.  De esta manera nuestra vida se convierte trinitaria como la de Dios. Yo soy cristiano en la medida en que vivo en una relación de amor con Dios y con otras personas.  Tenemos un ejemplo en nuestras familias:  Padre, madre e hijo - el amor cuando se perfecciona se convierte en una trinidad.  No hay nada en la vida que refleja más fielmente la realidad de la Santísima Trinidad como la verdadera vida de familia. Porque es viviendo en una familia que no sólamente pertenecemos el uno al otro, sino también en donde nos descubrimos, nutrimos y afirmamos nuestras personalidades únicas e individuales.  Es una familia la que nos hace individuos, y es que como individuos constituimos nuestra familia. Se trata de la "familia" de la Santísima Trinidad, que constituye a Dios.           Así es que aún y cuando no comprendamos plenamente el misterio de la Santísima Trinidad, podemos imitar esta relación cuando vivimos en el amor de unos a otros, y de Dios.  ¿No es eso lo que Jesús nos pidió que hiciéramos hace unos 2000 años?
Sean benditos todos de Ustedes—y por favor juntos conmigo, en voz alta, y con orgullo:  en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.  Amén.


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