En la primera lectura de hoy, escuchamos el
relato de Jonás y los ninivitas. Jonás
fué llamado por Dios para que fuera a Nínive a persuadir a los ninivitas para
que cambiaran, se arrepintieran, y lo
siguieran a El. Esta no fué una tarea
pequeña. Para los Judíos del siglo
primero, antes de Cristo, Nínive representaba la sede del ateísmo, la inmoralidad y la
corrupción. Nínive era la capital del
imperio Asirio que había conquistado y colonizado el reino de Judá, saqueado y
destruído el Templo, y llevado a los judíos al exilio. Para los judíos piadosos como Jonás, Nínive
era la ciudad abandonada por Dios. No en
balde Jonás tenía tantas objeciones a ser enviado a Nínive. Para él, la misión a Nínive era un ejercicio
en inutilidad. Pero, como escuchamos en
la primera lectura, la gente que Jonás despreciaba--el enemigo nacional de los
judíos--escucharon el mensaje de Dios como Jonás se los enseñaba, se
arrepintieron, y fueron salvados por Dios.
Nadie, especialmente Jonás, esperaba que esto ocurriera.
La primera lectura de
hoy es en realidad la narración de dos llamadas: la llamada a la gente de
Nínive a arrepentirse y seguir a Dios, y la llamada a Jonás a ir a la gente que
él despreciaba a predicarles el mensaje de Dios a ellos. Ellos. Los Ninivites eran “ellos” para Jonás. Enemigos. Paganos. Ciudadanos de la clase
baja. Gente que no merecían ni el amor
ni el misericordio, de Dios, y ni
siquiera su atención – y muy ciertamente, no merecían ni el tiempo ni la energía de Jonás. ¿Por qué tenía él que ir a ellos?
Hay dos grupos de
gente en el mundo, ¿verdad? Nosotros…y
Ellos. Algunos de “ellos" son nuestros
enemigos, otros la gente con las que no estamos de acuerdo; aquellos que no
comprenden, gente que no lucen como nosotros, hablan como
nosotros, piensan como nosotros,
rezan como nosotros… esos son ellos. Así es que mi pregunta para ustedes hoy es:
¿quiénes son sus “ellos?” ¿Quiénes
son? ¿Un republican, si usted es un demócrata? ¿Mejicanos, si usted es puertorriqueño? ¿Gente que lo oprimen porque usted habla una
lengua diferente, o no fué nacido aquí?.
¿Gente que están mucho peor que usted?
¿Gente que están mucho mejor que usted?
¿Quiénes son sus “ellos”?
Si
queremos admitirlo o no, todos tenemos nuestros “ellos.” Todos
tenemos gente que no podemos creer que
Dios quiere que hablemos con ellos…que los ayudemos… que los… amemos. Pero El quiere. ¡El lo quiere absolutamente! En realidad, nuestros “ellos” son exactamente
aquellos que Dios más quiere que ayudemos.
¿Quê dijo Jesús?... “Ama a tus
enemigos.” Eso es muy dificil. ¿Cómo hacemos esto? Desdichadamente,
estoy seguro de que no tenemos que ir
muy lejos para encontrar a “ellos”.
Muchos están cerca de nosotros.
Apuesto que algunos de nuestros “ellos” están ahora mismo sentados en
esta iglesia. Entonces, vamos a
empezar aqui. Vamos a hacerlo..…como si
ellos fueran nosotros mismos. Vamos a
enfocar nuestras similaridades en vez de nuestras diferencias. Tratemos de comprender lo que los hace a
ellos lo que son, y entonces vamos a
tratar de amarlos- si no por lo que
son, a pesar de lo que son. Nosotros somos seres humanos. Podemos hacer cosas que irritan a otra
gente—a veces intencionalmente, y a veces accidentalmente. Pero porque somos seres humanos, tenemos que
perdonarnos los unos a los otros. Está
bien tener nuestras propias opiniones y expresarlas de una manera respetuosa. Pero eso no quiere decir que no debemos
amarnos y respetarnos los unos a los otros, aun en medio de nuestros
desacuerdos.
Dios nos está
llamando a cada uno de nosotros para que seamos Jonás; para que extendamos
nuestras manos a una persona o a un grupo de gente que no nos interesan, que es
posible que no comprendamos, o estemos
de acuerdo, y a extender Sus Buenas Noticias- las Buenas Noticias de Su Reino.
En los dos últimos
domingos, hemos oído acerca de unas
llamadas – la llamada a Samuel en la noche, cuando el decia: “Aqui estoy yo Senor”; y la llamada de Jesús
a los que pescaban cada día- para que lo siguieran. Estos hombres renunciaron a
todo lo que tenían: el trabajo, el hogar, la familia, la seguridad- y
respondieron “SI” – no solamente con sus palabras sino con sus
acciones. Eso es lo que Dios quiere de
cada uno de nosotros. El quiere nuestro compromiso. Un compromiso de amor. Y nosotros podemos comenzar con la gente que
vemos frecuentemente, o que conocemos mejor: la persona que pasamos en la calle
y tratamos de ignorar ; la persona con
quien trabajamos y que preferimos evitar en vez de hablar con ella; el miembro
de la familia con quien no hemos hablado en meses o tal vez en años.
Nuestros “ellos” no tienen que ser mala gente. Pueden estar sentados al otro lado del
pasillo- o inclusive sentados al lado nuestro.
Para la mayoría de nosotros, Dios no nos está pidiendo que
cambiemos una ciudad entera como Ninive, ni siquiera una escuela o un barrio. Entonces, tratemos, esta
semana, de reducir nuestros “ellos” por una persona. Tomemos a alguien de nuestra lista de “ellos”
y pongámoslo en nuestra lista de “nosotros.”
Y entonces, uno mas la semana que viene.
Antes de que nos demos cuenta, nuestra lista de “ellos” habrá desaparecido.
Yo sé que es difícil-
especialmente si usted no habla inglés muy bien. Pero tenemos
de tratar. Empiecen con… una
sonrisa. Y después… un saludo, o una
palabra amistosa. Cuando estés haciendo
la voluntad de Dios, El estará allí contigo, ayudándote a tener éxito. Sal de tu zona de comodidad para hacer la voluntad
de Dios. Cuando lo haces, eso cambiará
dos corazones- el de la persona con quien estás hablando…. y el tuyo. Que Dios los bendiga, hoy y siempre.